Por Williams Ortiz Tradicionalmente al docente se le ha considerado un educador, sin embargo, en la era moderna en que la educación ha abierto su panorama hacia habilidades necesarias para la vida, la figura del docente solo como educador se ve limitada. En esta concepción un educador es la persona encargada de, valga la palabra, “educar”, quien transmite una carga de conocimientos y valores al educando. Para la enseñanza y adquisición de las habilidades necesarias para la vida, particularmente las llamadas “habilidades socioemocionales”, se requiere un instructor, alguien que, agregado al dominio de la teoría, posee los recursos prácticos, es decir, aquellas habilidades que pretende instruir en otros. La necesidad de cambio en el paradigma educativo parte de la figura limitada del educador, figura a la cual tradicionalmente se le ha otorgado la máxima autoridad en el aula y que representa la fuente del saber incuestionable. Desde la perspectiva instruccional el alum